martes, 14 de abril de 2009

RODOLFO Y LA MANZANA SABIA.

RODOLFO Y LA MANZANA SABIA.

Erase una vez un niño llamado Rodolfo, muy simpático y bueno, al que le gustaba ir a la escuela donde tenia muchos amigos con los que jugar y pasarlo bien. En su casa era muy feliz porque sus padres lo querían mucho, sólo tenía problemas a la hora de comer: casi siempre le ponían cosas que no le gustaban, platos aburridos y que no le apetecían. ¡Con lo fácil que sería hacerle el gusto y freírle patatas con hamburguesa o pollo, o cosas por el estilo!.

Esto le obligaba a poner excusas para comer lo menos posible, como por ejemplo, dolores de tripa o enfados por tonterías, todo con tal de dejar la comida en el plato. Eso todos los días a las mismas horas.

Una noche, como otras tantas, sus padres se enfadaron porque no quiso probar bocado, ya que en la cena había pescado con verdura, y lo mandaron a la cama sin cenar. A Rodolfo no le importó demasiado, pues al fin y al cabo se había ahorrado el mal trago de probar esa horrible comida que no le gustaba.

No tardó en dormirse y, como tenía hambre, empezó a soñar con un mundo de fantasía donde se vio rodeado de patatas fritas, golosinas, chucherías, bollería y enormes hamburguesas y salchichas que cobraban vida y querían jugar con el. ¡Era como en la tele, el mejor sueño de su vida!. Pero a medida que iba pasando el tiempo y de hacer siempre lo mismo fue aburriéndose y comenzó a sentirse cansado y sin fuerzas.

De pronto, se dio cuenta que, un poco mas lejos había otros niños jugando con otros personajes de mayor colorido y con mas alegría. Decidió acercarse y, de pronto se sintió en otro mundo donde nadie parecía aburrido ni cansado, mas bien al contrario, lleno de energía y vitalidad.


¡El espectáculo era maravilloso!: Verduras multicolores jugando al corro, pescados plateados y brillantes contándoles chistes a hermosas y redondas patatas cocidas que parecían canicas bañadas en ketchup, sonrosadas carnes jugando al escondite con variadísimas y sabrosas ensaladas, grandes y refrescantes vasos de leche que hacían maravillosos trucos con polvos mágicos de Cola Cao, blanquísimas porciones de mantequilla y dulce mermelada que hacían patinaje artístico sobre recién horneadas rebanadas de pan todavía calientes, tostadas que se veían con bellos y dorados trajes de miel, etc..., etc...

De pronto, casi sin darse cuenta, se vio rodeado por el mas vistoso grupo de frutas que jamás había visto, que estaban jugando al pilla-pilla. Estas, pararon en seco, lo observaron con curiosidad, y una manzana le preguntó:

- “¿Quieres jugar?”
- “No, ya lo he hecho otras veces contigo y me he aburrido”, respondió Rodolfo.
- “Lo comprendo, pero inténtalo también junto a mis otros amigos y seguro que te divertirás, lo mismo te aconsejo cuando lo hagas con mis compañeros los pescados, carnes, verduras, hortalizas, cereales, etc..., juega un poco con todos y cada uno de ellos, aprende sus cualidades e inventa tus combinaciones. Te convertirás en un niño sano y fuerte y eliminaras tu problema diario a la hora de comer”.
- “Me parece bien, pero también quiero seguir jugando con mis amigos de siempre, las golosinas, chuches, etc..., también soy feliz con ellos”.
- No tienes porque olvidarlos, simplemente reparte tu tiempo con ellos y con nosotros, solamente debes saber con quien tienes que jugar en el momento oportuno. Se que eres un niño inteligente y con la ayuda de tus mayores sabrás hacerlo bien.

Rodolfo hizo caso a su nueva amiga y descubrió un mundo lleno de nuevos sabores y sensaciones hasta entonces desconocido para el. Disfrutó de lo lindo y, en ningún momento sintió cansancio ni aburrimiento, por el contrario, se sentía cada vez mas alegre y con mayor energía y vitalidad.

Cuando despertó gritó: “¡Mamá, vamos a desayunar juntos, quiero que conozcas a mis nuevos amigos y sus juegos, a la hora de comer seguiremos, y para la cena mas...!

-

No hay comentarios: