miércoles, 8 de abril de 2009

PENELOPE

El pasado 22 de enero se produjo el tan esperado relevo presidencial en la Casa Blanca. Ya teníamos todos un poco de ganas pues llevaban hablándonos del tema desde hace casi dos años atrás. La mayoría estábamos esperando este momento, unos por dejar de oir hablar del tema y sus especulaciones, y otros para ver por donde salian los tiros.

Mucha gente se pregunta, y tiene su lógica, por que miramos tanto en la casa del vecino con la cantidad de trabajo que tenemos en la nuestra, pero debemos ser conscientes que la llamada primera potencia mundial tiene muchísimo peso específico en los acontecimientos de la política internacional, y, por tanto hay que seguir de cerca sus actuaciones y consecuencias.

Olvidándonos ahora de naciones concretas y analizando las nuevas tendencias sociales podemos observar que la manera de pensar en general está cambiando. A pesar (y como es lógico) que la economía esté en uno de los principales puntos de mira de los ciudadanos, máxime ahora que los tiempos están momentaneamente difíciles, la sociedad se está preocupando mas que nunca de los temas ociales y se piensa mas en modelos de cooperación y solidaridad antes que en supremacías y dominios.

Afortunadamente somos cada dia mas conscientes de que es necesario un golpe de timón en la estructura, tanto nacional como en la de las relaciones internacionales, y si bien apetecen, por supuesto, unas espectativas de solidez y seguridad económica, también prevalecen otras ausas no menos importantes (para algunos quizá mas que las otras) como pueden ser la solidaridad, el compromiso hacia los demás, la cooperación y, en sí, el hermanamiento que consiga romper barreras entre culturas, civilizaciones, estatus económicos y razas.

Atrae mas el cambio que el conservadurismo, atraen mas los nuevos retos que la continuidad, prueba de ello es que hasta los mas rancios e inmovilistas partidos pretenden amarrar a sus seguidores de toda la vida y captar nuevos adeptos dando giros desde la derecha hacia el centro e incluso haciendo guiños públicos hacia ideas progresistas mas propias de la llamada izquierda.

Ese es el cambio, ese parece ser el buen camino, esa es la oportunidad de generar ilusión y confianza, ese es el sistema para acabar con odios y rencores iincomprensibles que, para muchos, sin saber por qué les llevan a enfrentarse a otros que, como ellos, son unos simples peones de un tablero de ajedrez cuyos jugadores apoltronados en sus mullidos sillones no tienen el mas mínimo escrúpulo en sacrificar alegremente, ya que de alfil para abajo nada consideran valioso, y que lo mas grave que les puede pasar es reconocer una derrota, pero solo justo eltiempo que les lleve a preparar otra partida con nuevos efectivos.

¡Si, podemos! (volvemos a la tan repetida frase) pero es que es verdad, podemos, debemos, y también podrían y deberían determinados sectores que siguen encerradfos en sus oscuros aposentos. Me estoy refiriendo, por supuesto y como siempre, a otra potencia que lo es tanto en lo social como en o económico a la inmovilista iglesia, y en particular, a la católica porque para mi es la mas cercana en mi pasado y la mas inciera en mi futuro.

Con la muerte del mediático y fascista papa Juan Pablo II (alias "el atleta de Dios" en sus primeros tiempos) que supo seducir con su carisma a multitud de borregos ("La obra maestra del poder consiste en hacerse amar" -Pierre Legendre-) faltos de un verdadero y honrado guia como fue en su momento Juan XXIII (Gran papa y mejor persona), lo iglesia católica tuvo en sus manos la oportunidad de ser pionera en ese cambio social. Incluso llegaron a barajarse muchas posibilidades verdaderamente prometedoras para alcanzar ese enteriormente mencionado golpe de timón, incluso anecdoticamente se apuntó la posibilidad de un primer papa negro (¡que casualidades tiene la vida!), o de algún que otro cardenal progresista de los que con un par de cojones se juegan la vida en Sudamérica. Pero no, pudieron el interés y los obsoletos principios y como siempre han vuelto a enseñar el plumero, y volvemos a lo de siempre, han colocado a Ratzinger (alias Benedicto XVI), ideólogo del anterior régimen, que tras dos o tres paseos en público a pié para salir en la foto, sigue con no tres, sino cuatro cuartos de lo mismo, y digo cuatro porque ha vuelto, entre otras cosas a reinstaurar las misas en latin y de espaldas a la infame chusma pecadora, a cabrear y poner en pie de guerra a nuestros hermanos islamitas con unas declaraciones de las que luego se retractó, y de levantar la excomunión a Lefevre & cia., que entre otras machadas sotaneras llegaron a negar el holocausto nazi (a esto creo que también le está dando vueltas para lavarser las manos y la imagen).

En fin, y en resumidas cuentas en vez de ofrecernos el AVE del progreso y el desarrollo positivo, nos ofrecen como siempre el AVE MARIA, y nos han dejado como a Penélope, la canción del poeta Serrat, sentados en un banco de pino verde con nuestro bolso de piel marrón y nuestros zapatitos de tacón esperando a que vuelva el caminante, y si recrdamos el final de esa canción, solo son algunos del pueblo los que creen que ese caminante volvió, pero solamente fué un rumor, y si lo hizo, quizá fué demasiado tarde para que la promesade la historia fuera tan bonita como se hubiera esperado, o que Penélope, harta de tejer y destejer su labor no reconociera a su antiguo amado y acabara mandándolo a la mierda.

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