FLORIDA DIPLOMACIA
Recientemente, nuestro
convaleciente rey, ha recibido la visita del gobernador de Florida, y ya se
sabe como es la diplomacia en estos casos, saludos cordiales, sonrisas, fotos,
invitaciones y palabras amables para
estimular los respectivos egos y para romper el hielo de encuentros que vienen
motivados por las relaciones políticas y que forman parte de la parafernalia de
éstas.
En este caso, va el gringo y
suelta la genialidad de decir “es vd. mi héroe, señor, yo he montado elefantes
pero no he disparado a ninguno”, palabras seguidas de un emocionante relato de
cuando a él y a su parienta les perseguía una estampida de paquidermos,
rematando el relato con la perla de “ojala vd. hubiera estado allí”, supongo que
refiriéndose a que hubiera empezado a soltar tiros a discreción para salvarles
del peligro, como corresponde a cualquier rey guerrero y aguerrido que se
precie, porque no creo que lo dijera con la intención de haber compartido los
tres esa persecución y el correspondiente pánico, ¡que esos momentos son los
que unen a sus participantes para siempre!
Y ya como traca final le pregunto
que si el accidente había sido en plena cacería, a lo que el monarca con cara
de decir “lamento decepcionarle”, le respondió que no, que se cayó bajando de
la cama dando al traste imagino con las expectativas del yanky de encontrarse
no ante un “Capitán América” superhéroe que tienen ellos, pero si ante un
“Capitán España”.
Menos mal que apareció un
salvador en plena conversación, que logro desviar las atenciones de Juan Carlos
acudiendo cual ángel de la guarda a estrechar cordialmente su mano.
Ahí ya cortaron la grabación y no
sabemos muy bien si siguieron hablando de batidas salvajes, si el gobernador le
contó alguna otra anécdota suya tipo “salto del tigre” ya que de de la caída
del catre en tierras de animales feroces se trataba, o retomaron la charla con
otras acciones bélicas como la de Froilán días antes de la fractura cuando se
pegó un tiro en el pié con una escopeta del 22.
De todos modos, hablaran de lo
que hablaran, vaya entrada la del "florido", después de la que se armó, de
todo lo que se dijo en los medios de comunicación, corrillos y charlas de
taberna, después de la petición pública de perdón por parte de su majestad, el
americano demostró que o bien era corto de conversación y no sabía cómo entrar
o es poseedor de un sentido del cachondeo de lo más fino y sutil que ya
quisiéramos más de uno para nosotros.
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