CRUCEROS
La noticia es noticia hasta que
deja de serlo, afirma una de las reglas del periodismo, por eso me he saltado
muchas de ellas que han sucedido desde que dejamos de salir en antena el verano
pasado, me llamaron la atencion y me tento escribir sobre ellas, pero ya que no
lo hice en su momento no vale la pena hacerlo ahora.
Podia haber colado alguna con la
excusa de la semana posterior a la entrega de los oscar relacionando hechos con
películas del cine clásico, pero tampoco me ha parecido oportuno, por ejemplo
las peripecias de los ruiz Mateos con la saga de “El Padrino” , el tema de
Garzon con “Matar a un ruiseñor”, lo del Costa Concordia con “Titanic”, etc…
Pero no no se trataba de eso, o
casi de todo eso, porque es que como decía aquel “si es que van provocando” y
me va a tocar hablar del tema de los cruceros, casi sin comerlo ni beberlo pero
tengo que hacerlo, y además como veréis me lo pide el cuerpo.
Porque a mes y medio del
naufragio, nos viene la noticia de que otro buque de la misma compañía, este
llamado “Costa Allegra” va y sufre un incendio en la sala de maquinas en medio
del Indico que lo deja sin fuerza de propulsión y sin ningún tipo de energía,
hasta el punto de quedar a la deriva, los pasajeros al pairo, sin distracciones
y comiendo pan y agua según leo en la edición de Ideal Digital de ayer martes.
Encima eso, en pleno Indico, el
mar de los piratas modernos, de los de cayuco o zodiac por cabalgadura y
lanzagranadas por espada, para morirse de miedo vamos, aunque si lo meditamos
bien, poco hay que temer a los bucaneros, pues creo que ni el mas valeroso e
intrépido tuviera agallas para montarse en un barco de una compañía a la que se
le hunden a pares…, es como el chiste de la operación: “no es necesario
amputar, se cae solo”.
Parece ser que en este caso no
hay problemas y el susodicho vapor esta siendo remolcado sin problemas a las
Islas Seichelles donde llegara sin novedad las próximas horas.
El único transtorno es para el
pesquero francés que lo remolca, ya que esta gente vinieron desde su tierra a
esas latitudes para pescar no para hacer de grua, pero bueno, con voluntad todo
se arreglara supongo…
Y vuelvo al principio, al Costa
Concordia, del que he dicho que no me queda mas remedio que hablar de el porque
ayer por la mañana al comprar la prensa veo en la contraportada de Ideal ,
edición Costa de Granada un articulo que titulado “La noche de amor se fue a
pique” nos cuenta que de no ser por el
encallamiento del buque la chica moldava que acompañaba al capitán estaba a
punto de caramelo para caer rendida entre sus brazos en su camarote, ella dice
que si, el dice ahora que no, pero bueno alla ellos…
Y dejando bien claro de antemano
mi mas profundo respeto hacia los fallecidos y desaparecidos y hacia sus
familiares, debo decir que la historia de este capitán llego a fascinarme..
Porque un servidor, devorador
insaciable de libros de aventuras veía la figura de los capitanes de barco como
personajes intrépidos, valerosos aventureros, con vistosos uniformes y dorados
galones…
Pero como siempre la ficción es
una y la realidad es otra os contare las impresiones del primer capitán de
barco que conoci en persona…
Seria sobre el año 1992 en
Almeria, un amigo mio tenia una empresa dedicada al suministro de vituallas a
barcos y una mañana en que coincidimos me dijo que iba a desayunar con el
capitán de un barco noruego cliente suyo que acababa de atracar en el puerto y
me invito a acompañarles.
Accedi de inmediato por pura
curiosidad y cual fue mi sorpresa cuando me encontré frente a un hombrecillo
menudo, sin uniforme, gorra ni medallas, gris como la trenka que llevaba (eso
si ostentaba la barba reglamentaria), nos sentamos y ante mi sorpresa no pidió
la pinta reglamentaria de ron, ni siquiera vodka o un triste carajillo, tomo un
simple descafeinado con sacarina y nada mas.
Una vez terminada la frugal
colacion, espere que sacara la pipa de turno y al ver que tardaba le ofreci mi
paquete de ducados nada de nada ¡ni siquiera fumaba!, eso rompió todos mis
esquemas y pase a ver esa profesión como algo triste y aburrida hasta…
…hasta que cayo en mis manos otro
libro, como no de mi admirado Perez Reverte, titulado la carta esférica, donde
hablaba de Coy, un oficial de marina suspendido y en espera de la licencia
oficial de capitán. El tal Coy era encallador profesional de barcos , adicto a
la ginebra azul de Bombay, mujeriego y cazatesoros furtivo, este si, este me
devolvió otra vez la simpatía ante esa profesión, pero claro, era pura ficción,
como los primeros…
Y de pronto aparece Schettino,
real, de carne y hueso, con uniforme, galones, bien plantado, al mando de un
buque con capacidad para 5.000 personas, que se sienta a cenar con una rubiaca,
se la lleva al puente de mando fondea una pequeña isla para hacer sonar la
sirena antes de llevársela al catre, y vive dios que lo hubiera conseguido si
el puñetero buque no hubiera encallado…
Esos, esos son los personajes de
la película, los galanes, los que se llevan a la pricesa del baile, los amos….
Ahora si ahora cuando sea mas
mayor ya si quiero ser capitán de barco…
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