lunes, 1 de febrero de 2010

LA SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES (O UNA DE VAMPIROS)

(Del programa 22.01.10)
¡Vaya tela la que se está trayendo entre manos la Sociedad General de Autores de España (eadelante la SGAE, como se pone en los contratos)!. No es de ahora ya lleva tiempo dando la nota -y no musical, por cierto- y a mi particular manera de ver las cosas creo que el asunto está pasando de castaño oscuro.
Todo trabajo o creación de un profesional merece sin duda alguna recibir sus frutos y recompensas, y si alguien saca partido de ello debe pagar un canon o arbitrio, pero siempre justo pero nunca desmesurado, y siempre proporcionado.
No es lo mismo aprovecharse o plagiar una obra ajena para hacerla pasar como propia para obtener beneficios ilegítimos, que simplemente hacer uso comedido de ella que, si nos paramos a pensar para ello la ha creado el autor, para entretener, deleitar y que se divulgue.
No se trata de hacer buena la frase de "cria fama y echate a dormir"porque entonces solamente con conseguir una obra que alcanzase mucha popularidad se echaría freno a la creatividad y a la innovacion, cosa que por cierto está sucediendo actualmente con mucha frecuencia.
En esta industria de la música, se ha llegado a utilizar cada vez mas la ley del mínimo esfuerzo por parte de creadores e interpretes, utilizando cada vez mas el play-back, ros remakes, las versiones y demás echando por desgracia cada vez mas al campo ya trillado, y además sin escrúpulo alguno porque en los conciertos se cobran precios de directo a cambio de verdaderas sesiones de cutre caraoke (ya sé que se escribe con "K" pero lo escribo así a cosa hecha) cuatro meneos de cadera, cuatro luces informatizadas y cada vez menos esfuerzo y calidad.
Lo de las multinacionales discográficas y sus pingües beneficios ya es otro tema del que se podría hablar en un programa entero y que, de alguna manera, siempre que sale a colación me vienen a la memoria los intermediarios agrícolas y ciertos habitantes de castillos de Transilvania y toda su casta, pero como digo, este tema es largo y profundo de tratar al igual que la explotación de los manteros de los que ya hablamos en su día y en fecha no muy lejana volveremos a hacerlo.
Lo que si es grotesco, desmesurado, irracional y fascista es la actitud de la citada SGAE pretendiendo meter la cuchara en todos los platos y cepillarse a todo lo que musicalmente suena, sean televisores de hospitales, centros para la tercera edad, festivales benéficos, obras populares tradicionales propias de la cultura de determinados pueblos o peluquerías.
Sí, esta actitud es, repito, fascista, dictatorial y retrógrada ya que si lo que están pretendiendo es que si el ciudadano de a pié no suelta la pasta viva en el mas profundo silencio, en el mas oscuro aburrimiento y en perpetuo toque de queda.
Si de estos usureros dependiera cobrarían sin escrúpulo alguno por susurrar una cancion al oido de la persona amada, por cantar en la ducha, por silbar cuando estás alegre, por cantarle una nana a tu bebé, por el cumpleaños feliz, por la marcha nupcial, por el gori-gori de los difuntos e incluso acosar a los que cantan como una almeja.
Cobrarían por colocar campana sobre campana, por hacer notar que beben los peces en el río, por el Santo Santo es el Señor, el alabaré, alabaré o por el ¡a por ellos eoé!. He llegado a pensar que nuestro himno nacional no tiene letra para que la cuestión salga a mitad de precio.
Me resulta extraño (y, ¡ ves tú, por áhí no protestaría!) que no llamen a las puertas de los jodidos vecinos con la música a todo trapo, que no aborden en los semáforos a los conductores que llevan la música a toda hostia o embarguen los móviles con el politono de la Macarena a fin de cobrar su particular impuesto revilucionario.
Pronto nos veremos privados de los cantos de los pájaros, de los de sirenas, del cante jondo, del de superficie e incluso de las alarmas de los establecimientos.
¡Menos mal que por lo menos nadie nos va a salir por peteneras!, ¡Que no todo es malo hombre!
Y como despedida, tarareo la sintonía, a ver si son tan finos y tienen cojones a adivinar la canción y a venir a pasarme factura:
¡la la lalala lalalalalalala lalala lalalalió la la lala lalalala la la lala lalalió!!!!

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