sábado, 9 de junio de 2012


EL CARNET DE CIUDADANO.
En esta vida hay carnets para todo, el de identidad, el de conducir, el de socio de tu equipo de fútbol, el del sindicato, el de manipulador de alimentos,  etc… etc…
Todos ellos nos acreditan algo, nuestros datos, nuestras simpatías y afinidades, nuestra capacidad para poder practicar o ejercer cualquier función o empleo
Pero hay uno que quizá echo de menos, que es el del título del artículo, el de ciudadano, un carnet que acreditara que tenemos unas condiciones para convivir en sociedad, algo que no necesariamente quisiera decir que somos ejemplares sino simplemente que estamos capacitados, que tenemos el suficiente sentido común para convivir con la demás gente que nos rodea.
Carnet complementario a todos los demás, que por ejemplo, acredite que aparte de conducir un vehículo y conocer una serie de normas, somos capaces de acatarlas, y que aparte de correr más que nadie, tomar las curvas con más velocidad que el prójimo o adelantar a todo aquel que tengamos delante, tenemos las suficiente luces para saber que podemos molestar cuando aparcamos en doble fila, que cuando dejamos el vehículo no vamos a entorpecer el paso de otro, que vamos a permitir que los peatones puedan andar tranquilamente por la acera en línea recta sin encontrarse con nuestro peaso de carro entorpeciendo su legitima zona para transitar.
Carnet, que demuestre que tiramos la basura a las horas correctas, que indique que somos capaces de levantar la tapa del contenedor  para echar la bolsa dentro, que somos capaces de entender que eso, que cuando decimos la bolsa es porque no pueden ir nuestros residuos sin ella.
Documento que nos identifique como vecinos que sabemos respetar el descanso de los demás en horas lógicas de dialogo, descanso o sueño, que en vez de ser espías traicioneros que criticamos a espaldas de los demás cosas que vemos y no decimos a la cara seamos participes de soluciones constructivas en la zona en la cual por circunstancias nos ha tocado convivir.
Identificación que nos avale como respetuosos con el medio ambiente, tomandonos la “molestia” de reciclar todo aquello que generamos, que sabemos respetar las zonas comunes, que somos sensibles a los males ajenos…
Este carnet además tendría la peculiaridad de no expedirse en comisarías, direcciones generales, empresas o clubes, sería el carnet de la honradez, del pensar en los demás, de la capacidad de vivir en sociedad…,  el único que, en conciencia podría librarse uno mismo y sin necesidad de mostrarlo en ninguna parte ni a requerimiento de nadie, algo tan personal como unos nombres y apellidos de los que sentirse orgullosos y simplemente renovarlo diariamente tras un autoexamen de conciencia al acostarse para poder volver a lucirlo al día siguiente por la mañana en el espíritu propio y particular de cada uno. 

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