EL CARNET DE CIUDADANO.
En esta vida hay carnets para
todo, el de identidad, el de conducir, el de socio de tu equipo de fútbol, el
del sindicato, el de manipulador de alimentos,
etc… etc…
Todos ellos nos acreditan algo,
nuestros datos, nuestras simpatías y afinidades, nuestra capacidad para poder
practicar o ejercer cualquier función o empleo
Pero hay uno que quizá echo de
menos, que es el del título del artículo, el de ciudadano, un carnet que
acreditara que tenemos unas condiciones para convivir en sociedad, algo que no
necesariamente quisiera decir que somos ejemplares sino simplemente que estamos
capacitados, que tenemos el suficiente sentido común para convivir con la demás
gente que nos rodea.
Carnet complementario a todos los
demás, que por ejemplo, acredite que aparte de conducir un vehículo y conocer
una serie de normas, somos capaces de acatarlas, y que aparte de correr más que
nadie, tomar las curvas con más velocidad que el prójimo o adelantar a todo
aquel que tengamos delante, tenemos las suficiente luces para saber que podemos
molestar cuando aparcamos en doble fila, que cuando dejamos el vehículo no
vamos a entorpecer el paso de otro, que vamos a permitir que los peatones
puedan andar tranquilamente por la acera en línea recta sin encontrarse con
nuestro peaso de carro entorpeciendo su legitima zona para transitar.
Carnet, que demuestre que tiramos
la basura a las horas correctas, que indique que somos capaces de levantar la
tapa del contenedor para echar la bolsa
dentro, que somos capaces de entender que eso, que cuando decimos la bolsa es
porque no pueden ir nuestros residuos sin ella.
Documento que nos identifique
como vecinos que sabemos respetar el descanso de los demás en horas lógicas de
dialogo, descanso o sueño, que en vez de ser espías traicioneros que criticamos
a espaldas de los demás cosas que vemos y no decimos a la cara seamos
participes de soluciones constructivas en la zona en la cual por circunstancias
nos ha tocado convivir.
Identificación que nos avale como
respetuosos con el medio ambiente, tomandonos la “molestia” de reciclar todo
aquello que generamos, que sabemos respetar las zonas comunes, que somos
sensibles a los males ajenos…
Este carnet además tendría la peculiaridad de no
expedirse en comisarías, direcciones generales, empresas o clubes, sería el
carnet de la honradez, del pensar en los demás, de la capacidad de vivir en
sociedad…, el único que, en conciencia
podría librarse uno mismo y sin necesidad de mostrarlo en ninguna parte ni a
requerimiento de nadie, algo tan personal como unos nombres y apellidos de los
que sentirse orgullosos y simplemente renovarlo diariamente tras un autoexamen
de conciencia al acostarse para poder volver a lucirlo al día siguiente por la
mañana en el espíritu propio y particular de cada uno.
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